miércoles, 1 de abril de 2009

Cambio de roles

Al principio nos picaban los tobillos. Nos aliviábamos la picazón de las ronchas con pasta dentífrica, con rodajas de papa o de pepino. Después crecieron. Por una breve temporada fue posible emplearlos como bestias de carga o de tiro. Se dice ahora que nuestras actividades cotidianas, aún las más rutinarias, les causan un insoportable escozor. Como su tamaño excede el de nuestro concepto del cosmos, resulta imposible comprobar la existencia de semejante prurito.

Ana María Shua

No hay comentarios: