martes, 24 de marzo de 2009

Cada cual atiende su sueño

En una capa aún no descubierta del éter hay una nube invisible que navega alrededor de la Tierra absorbiendo los sueños más elevados de los humanos. No los más sabios, sino los de alas más grandes. Pero en ciertas noches de nubes flacas la nube de los sueños desciende con sigilo, decapitando temporariamente a las jirafas del zoológico y despeinando las cabezas de aquéllos que, sin esfuerzo, supieron distanciarse más del suelo. Y es ése el momento en que las ánimas curiosas deben alzar sus manos para dar con algún sueño suyo, el cual aparecerá tan claro y completo como la vez en que fue engendrado. No es necesario sacudir demasiado para encontrar aquel que uno busca, basta con recordar algún detalle, aunque sea ínfimo, para que el perezoso pródigo, reconociendo automáticamente la historia de la que forma parte, se entregue dócilmente al cráneo que le dio origen.

Débora Vázquez

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