viernes, 3 de abril de 2009

El maestro traicionado

Se celebraba la última cena.
—¡Todos te aman, oh Maestro! —dijo uno de los discípulos.
—Todos no —respondió gravemente el maestro—. Conozco a alguien que me tiene envidia y que en la primera oportunidad que se le presente me venderá por treinta dineros.
—Ya sé a quién aludes —exclamó el discípulo—. También a mí me habló mal de ti.
—Y a mí —añadió otro discípulo.
—Y a mí, y a mí —dijeron todos los demas. Todos, menos uno que permanecía silencioso.
—Pero es el único —prosiguió el que había hablado primero—. Y para probártelo diremos a coro su nombre sin habernos puesto previamente de acuerdo.
Los discípulos, todos, menos aquel que se mantenía mudo, se miraron, contaron hasta tres y gritaron el nombre del traidor.
Las murallas de la ciudad vacilaron con el estrépito, porque los discípulos eran muchos y cada uno había gritado un nombre distinto.
Entonces el que no había hablado salió a la calle y, libre de remordimientos, consumó su traición.

Marco Denevi

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