jueves, 26 de febrero de 2009

Ajedrez

Si dice que el juego del ajedrez originariamente era una técnica de adivinación que interpretaba el resultado de la batalla entre las fuerzas eternas del Ying y del Yang.
Más tarde en Praga, con la humedad de un sótano como testigo, un hombre de ojos tristes vislumbró el ajedrez como un castillo habitado por reyes, damas, caballos y alfiles invisibles, custodiados por peones sonámbulos y torres que no duermen. Mientras en Buenos Aires, con fervor, un hombre de ojos que miran al infinito, poetizó que Dios mueve al jugador, y éste a la pieza... ahora, yo solitaria, en el silencio de una ciudad sumergida, sobre mi cuadrícula de luces y de sombras, veo cómo el caballo traza una ele movido por mi mano, y relincha como una señal de la escritura de Dios, deseoso de que algún día, esta secreta partida pueda finalizar en tablas.

Nana Rodríguez Romero

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