Trompo del tiempo tu cuerpo retrocede velocísimo y mis pies te siguen rozando el viento apoyándose apenas en tus huellas aéreas y es tal la carrera que no pueden olvidarse del abismo trompo del tiempo donde parece a veces que vas a caerte para siempre pero así con el aliento desbocado acezando llegamos por fin y yo me quedo quieta muy quieta temerosa de quebrar este juego de luces donde por fin te encuentro otra vez como entonces otra vez tu mano levantada por primera vez sobre mi pelo tu mano curvada en aquel gesto de ala tu mano por primera vez diciéndome y una sed infinita de lo tuyo quiere beberse a largos tragos tu dulcísima figura ya evocada conjurada establecida al fin definitivamente dentro de mi tiempo donde no puedes cambiar que yo rehago tu gesto en todos los momentos que ya me perteneces ahora cuando todas las cosas de esta casa me están diciendo a gritos que te has ido.
Marta I. Canfield
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