viernes, 10 de octubre de 2008

Lo que nadie sabe

Mi madre aseguraba que una taza de ruibarbo podía curarlo todo, hasta los males del amor.
Mi padre pensaba que un poco de dinero era mejor que el ruibarbo y el amor (además, podía comprar mucho más que eso). Cuando yo tenía fiebre o estaba triste ella me daba ruibarbo. Mi padre me dejaba algunas monedas.
Cuando ella murió él se metió en su cuarto, apagó la luz y sentí que lloraba bajito. Jamás lo había visto hacer esas cosas y el aire empezó a faltarme.
Toqué la puerta y cuando me abrió dejé en su mano una moneda.

John Jairo Junieles

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