viernes, 10 de abril de 2009

Excesos de pudor

Orgulloso de la belleza de su mujer, el rey Candaulo hizo entrar en la alcoba matrimonial a Giges, su favorito, para que viese a la reina desnuda y lo envidiase. Giges las vio y, en efecto, la envidia le nubló los ojos. La reina, sin perder su aire altivo (cosa nada fácil cuando se está sin ropa), se plantó frente a Giges y le arrojó a la cara esta verdad: “Una mujer decente sólo se muestra desnuda delante de su marido”. Entonces Giges mató a Candaulo, se casó con la reina y ocupó el trono.

Marco Denevi

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