La bella joven se reía tanto después del baño a la orilla del mar, que como la risa es la mayor provocadora de la curiosidad, asomó su cabeza un tritón para ver lo que pasaba.
–¡Un tritón! –gritó ella, pero el tritón tranquilo y sonriente la serenó con la pregunta más inesperada:
–¿Quieres decirme qué hora es?
Ramón Gómez De La Serna
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